El vínculo afectivo mamá-hijo y papá-hijo es esencial para darle al niño la seguridad que necesita para fortalecer su afectividad. El masaje es un modo de afianzar ese vínculo. El masaje aplicado al bebé debe ser una actividad en la que el afecto y la intuición de los padres se impongan sobre el uso de cualquier técnica. La estimulación deberá estar guiada por el amor y el masaje no será más que su medio de expresión.Cualquier momento es bueno para establecer comunicación táctil con el niño: por ejemplo, cuando se le amamanta, acariciar su cabecita y decirle palabras cariñosas, es afirmar al bebé y capacitarlo, no sólo para recibir y sentir el afecto ahora, sino para ofrecerlo y expresarlo en el futuro. La hora del baño también es buena, o cuando se le expone a los primeros rayos del sol: recorrer su tronco y sus miembros como si el niño fuera de arcilla y se le estuviera dando forma. Hacerlo siempre de manera suave
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